La Trata de Personas es un delito de mafias fortalecidas en la impunidad y en algúnos casos cuentan con el apoyo de los cuerpos policiales y hasta políticos en muchos países. En Colombia particularmente las bandas delincuenciales que se formaron después de la desmovilización de paramilitares son las que están manejando el negocio. Para los activistas es un riesgo de vida luchar contra la Trata de Personas sin el apoyo de un Estado presente y sensible con las víctimas.
Hace poco asumió en la cartera del ministerio del Interior, Juan Fernando Cristo, autor e impulsor de la ley 1448 de 2011, que repara a las víctimas del conflicto armado colombiano. Cristo recorrió el país con la construcción y ahora socialización de la ley, dio pelea en el congreso y constituyó un movimiento alrededor de éste tema de más de 200 organizaciones de víctimas que lo apoyaron y siguen trabajando con él por los derechos de las víctimas.
Cristo ahora tiene en su espalda el tema de Trata de Personas, desde que Colombia sancionó la ley 985 (Ley antitrata) en el 2005, ningún ministro o funcionario estatal se había sentado con la sociedad civil o los defensores de derechos humanos a hablar de Trata de Personas, el tema ha sido manejado por dos organismos internacionales (UNODC y OIM) de forma lenta e ineficiente, de ahí los desastrosos resultados de la política anti Trata en el país. Cifras que crecen y víctimas que se quejan de la mala atención, así como organizaciones denuncian que vienen trabajando con las uñas y sin apoyo estatal.
EL reto es grande, pero tenía que empezar por escuchar a la gente, a los defensores de derechos humanos y a las víctimas, así un primer paso para que desde el Estado y la sociedad civil se trabaje en una estrategia exitosa en beneficio de los sobrevivientes de la Trata de Personas.
EL segundo paso era reconocer que no solamente los colombianos y colombianas eran victimizados en el exterior, también existía de forma silenciada la “Trata Interna”, el Estado por primera vez, a través de su ministro de Interior aterrizaba el tema en los medios y reconocía que el fenómeno de la Trata de personas está solapado en las cadenas productivas, en las zonas extractivas y en el conflicto y que su relevancia era mayor a lo que se había mostrado.
EL comité interinstitucional de lucha contra la Trata de Personas y el grupo que lidera el ministerio del interior, deberá trabajar de la mano de las organizaciones que atienden víctimas, que investigan y que hacen prevención, entendiendo que son éstas organizaciones las que están de frente a las comunidades más expuestas a la Trata de Personas.
Ahora queda un largo camino por recorrer, cómo ajustar la atención de las víctimas a una política de derechos humanos, a exigir a la justicia mejores resultados en la investigación y condenas a criminales y en la optimización de los recursos necesarios para evitar que más colombianos y colombianas sean esclavizados.
Claudia Quintero
Defensora de DDHH
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