Facebook, la nueva herramienta al servicio de la trata de personas



Casi tres millones de personas son víctimas cada año de la trata de personas, un negocio que en Europa supone unos 2 billones de euros al año en solo beneficios.

Ahora, los traficantes de personas han encontrado una nueva herramienta que les facilita seguir esclavizando en pleno siglo XXI: Internet y las redes sociales.


En primer lugar, a los tradicionales lugares de captación, es decir, lugares empobrecidos o fronteras, se añaden las redes sociales. Falsas promesas de empleo, supuestos noviazgos... todo vale para atraer a la potencial víctima a un futuro que luego no es como prometen.

Además, los propios miembros de la mafia, compradores y vendedores, se comunican a través de foros en el Internet 'profundo' para poner precio a la vida de las personas. A través de estos canales, entre los que se incluyen populares aplicaciones como Whatsapp, también los diferentes integrantes de las organizaciones criminales se van informando de mutuamente sobre cómo va el proceso.


Intercambian fotos de las víctimas en Facebook


Por otro lado, las cámaras web integradas en la mayoría de los ordenadores se han convertido en un arma muy eficaz para controlar a las víctimas, una vez que han llegado al lugar de origen. Vigilancia 24 horas sin tener que invertir en una persona para que lleve a cabo esta labor: más ganancias para estas redes, que además, pueden castigar a sus retenidos una y otra vez con las imágenes de su cautiverio.


Pero si hay algo a lo que los delincuentes están sacando partido es a Facebook. A través de la red social los encargados de transportar a las mujeres, el 80% de quienes sufren la trata, se ponen en contacto con los que pagarán por ellas. Se sacan fotografías de las mujeres y se envían, de forma privada, a los potenciales 'compradores'. También es frecuente el uso de Skype. Muchas veces las 'madame' de los clubes en los que se explotará sexualmente a las mujeres exigen ver a las chicas a través de esta plataforma.

Si dan el visto bueno, se realiza el pago en metálico, que luego se moverá a un paraíso fiscal a través de empresas de envío de dinero como Western Union.


Internet, además, garantiza el anonimato de todas las partes implicadas: existen multitud de formas de ocultar la identidad y el lugar desde el que se escribe. También el de las propias víctimas, que están siendo vendidas en las redes sociales, sin saber ni siquiera que el futuro que les espera no es aquel que les habían prometido.

 



Nota original en lainformacion.com Por Bárbara Barón


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Angie Lizeth Vargas

Comunicadora Social Universidad de Quilmes
Defensora dd.hh
Asesora de Comunicaciones
Corporación Anne Frank



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