Extractivismo y Trata de personas: La 'fiebre del oro' tiene sobrepoblado a Buriticá*



Por auge minero en el municipio se presenta un choque cultural entre Buritiqueños y 'los Segovianos'.

Debido a la minería, la tranquilidad de los buritiqueños ha chocado con el estilo de vida desenfrenado de los 'segovianos' que se apropian del pueblo.

"Antes en Buriticá usted podía salir empelota a la calle a la medianoche y no pasaba nada. Nadie se daba cuenta", explica exageradamente David Humberto Berrío, habitante de ese Municipio para la explicar la tranquilidad en la que vivía el pueblo, ubicado en medio de las montañas del suroeste antioqueño.

Actualmente, a esa misma hora predomina el alcohol, las drogas y la prostitución, incluyendo la infantil. Esa, tristemente, no es exageración.

El pueblo, que parecía muerto a la medianoche, cobra vida a esa misma hora.

Bulla, riñas, disparos al aire y música hasta altas horas de la madrugada, es la realidad que ahora se vive. Y no se trata de un cambio de mentalidad de los buritiqueños, no.

Desde hace seis años, y tras el auge de la minería en el municipio, la apacibilidad del aquel frío pueblo fue opacada por la llegada de la comunidad flotante dedicada a la extracción del oro. La mayoría de esos mineros vienen de Segovia, Remedios y Zaragoza, en general de zonas auríferas del nordeste de Antioquia.

Pero aun así, los bautizaron como los 'Segovianos'.

Tristemente para los residentes de Buriticá, los 'segovianos' no solo trajeron sus cuerpos, también sus costumbres.

"La minería trae consigo prostitución, drogadicción, problemas de transitabilidad, nos sentimos colonizados, pero nos toca convivir con eso", dice Gilmar* con cierto aire de resignación.

Este habitante añade que no solo la población se siente cansada por los problemas sociales que trae esta comunidad flotante, sino también por los problemas de salud que la actividad trae consigo, como los son los problemas respiratorios debido al mercurio utilizado para las excavaciones.

Más gente, más caro

El auge del oro en Buriticá ha atraído tanta que gente que el pueblo afronta una sobrepoblación en la que ya no hay dónde ubicarse.

"He visto que en un cambuche de menos de 10 metros cuadrados viven hasta 10 personas", explica Natalia Andrea Vélez, personera local, que a su vez añade que aparte del hacinamiento, todo en el municipio está colapsado y muy costoso.

 "Tienen la mentalidad de que acá todos somos mineros o somos ricos. Por ejemplo, los Policías que vienen de paso son los que más sufren, porque todo es muy caro", asevera.

Para Gilmar, la situación en Buriticá se volvió incontrolable. Servicios públicos altos, se va el agua, el hospital copó su capacidad, y lo peor es que nadie se queja, al menos ante los entes de control.

Según la Personera, en ese "choque de idiosincrasias, la población flotante en lugar de acoplarse, trajo sus costumbres y los buritiqueños se están impregnando de eso".

Añade también que son pocos los que acuden a las autoridades locales para presentar quejas o denuncias "y por eso no pasa nada".

También conocido como el 'Laberinto Pacifico del Occidente Cercano' las montañas parecen esconder no solo a Buriticá, sino también flagelos como la prostitución infantil que se vivencia en sus campamentos mineros.

En el sector llamado 'San Antonio' es donde presuntamente ocurren actividades de prostitución.

Prostitución infantil

Antes de ingresar al pueblo, por un delgado camino serpenteante están ubicados los campamentos mineros del municipio.

Pero allí, aparte de los obreros impregnados de sudor y barro, también es común observar algunas mujeres que deambulan por el sector ante la mirada de un monumento de San Antonio que las recibe con un niño en brazos, como si lo protegiera de lo que presuntamente sucede al interior de los campamentos, y que también involucra a menores.

"Yo he cogido uno de los buses que vienen al pueblo y es repleto de mujeres, muchas de ellas niñas (…) llegan a esos negocios de costales verdes que están ubicados en un sector conocido como 'San Antonio' y ahí se bajan todas a desfilar", cuenta Gilmar.

Añade que allí hay una persona esperando y paga el pasaje de todas las que allí se bajan "como si fuera un domicilio". El habitante añade que no sabe con exactitud quién lidera a esta comunidad flotante, pero que hay el rumor de un segoviano al que le dicen 'Piedra' que ha llegado incluso a inmiscuirse en la elección para Alcaldía.

Tampoco tiene claro qué tanto poder o dinero tiene, pero lo que se dice en el pueblo es que semanalmente puede sacarse hasta 100 millones de pesos. Aunque es un negocio incierto.

Lo que sí tiene claro Gilmar, y según él, la mayoría de Buritiqueños, es que no quieren que sean "otros de afuera los que elijan a las personas que nos van a gobernar". Y por lo menos, con la anulación de más de mil cédulas que realizaron en el municipio antes de las elecciones, solo les resta que esos visitantes también desaparezcan.

*Nombre cambiado por petición de la fuente



DAVID ALEJANDRO MERCADO

Redactor de EL TIEMPO

davmer@eltiempo.com

@AlejoMercado10

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Angie Lizeth Vargas

Comunicadora Social Universidad de Quilmes
Defensora dd.hh
Asesora de Comunicaciones
Corporación Anne Frank


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