Columna de la Directora de la Corporación Anne Frank, Claudia Quintero publicada en el principal diario de Colombia: "El Tiempo"
La esclavitud ha sido una
perversa práctica ancestral de la humanidad, una forma de financiación y de
enriquecimiento. En éste siglo XXI se continua ésta práctica denigrante.
Mujeres son las más afectadas, y la explotación sexual es la modalidad más
usada, también se reconoce la explotación laboral, matrimonio servil y el
tráfico de órganos como modalidades usuales en Colombia. Faltan datos y
acciones concretas para enfrentar la problemática con eficiencia.
He conocido decenas
sobrevivientes de la trata de personas, personas que confiaron con el corazón
en una oferta laboral, amorosa o de cualquier otro tipo. Depositaron el rumbo
de su vida en un proyecto que resultó falso e inhumano. Estos ciudadanos
merecen nuestra solidaridad y acompañamiento, pero sobre todo, merecen un Estado
presente que les brinde garantías para continuar con su vida.
En muchas oficinas de
alcaldías y gobernaciones las víctimas de trata de personas son ese grupo
poblacional al cual hay que “acomodar” en cualquier política pública, en la
mayoría de los departamentos no existen rutas claras de atención, pero Colombia
tampoco se plantea la reparación integral que encause nuevamente sus vidas y
permita que reconstruyan su proyecto de vida.
La Trata de Personas es una grave vulneración
a los derechos humanos, una economía
ilegal que en su mayoría de casos es cometida por el crimen organizado, para
erradicar el flagelo es necesario enfrentar a estas mafias, desmantelar sus
redes, derrotar sus nexos de poder y recuperar el territorios que ocupan con
presencia estatal, es por ello que las víctimas de trata de personas son
primordiales, ya que junto a sus
historias de dolor, nos pueden ayudar en la judicialización de los
responsables. Para ello Colombia debe robustecer su Programa de protección a
víctimas y testigos de la Fiscalía General de la Nación, humanizarlo y producir
confianza entre Estado y víctima para derrotar la impunidad. Las víctimas de
trata de personas necesitan sentirse cuidadas, escuchadas, pero sobre todo
sentir que existe una sociedad que repudia la esclavitud en todas sus formas.
El país debe empezar a
reflexionar en la necesidad de atender a quienes sufren el flagelo, de no
seguir naturalizando, no debemos normalizar que una niña esté en una esquina
siendo explotada de cualquier forma, no podemos hacer como parte de nuestra
cotidianidad la esclavitud del siglo XXI. ¡Merecemos un país libre de trata de
personas!
Claudia Yurley Quintero
Defensora de Derechos Humanos
Link Original:
http://www.eltiempo.com/bogota/el-problema-de-la-trata-de-personas-en-colombia-84632